Va pasando por todos mis dedos
como una muerte tu ausencia y
nunca se va, yo lo intento todo,
pero tu boca sigue poblada de jazmines
que sólo yo veo y no puedo tocar.
¿Quién contiene ese galope de caballo negro
si te encuentro en cualquier prodigio
o en los horóscopos o en los posos
mientras apuras tu sonrisa y tu té?
No te llamaré. Quizá llame al mar
y quiera llamarte a ti, mar diré
o diré bandoneón o piano
o marea baja sin querer que vuelvas,
que te hagas adagio o ala quebradiza
y te toque al aire sin tú estar.
No te llamaré pero sigues en mí,
no te has ido de mis ganas,
de mis profundidades, no te irás ya.
No te llamaré pero te escribo,
que es el grito más alto que se.
Te seguiré escribiendo sin voz,
a solas siempre tú y mi verso,
porque sigo creyendo en la poesía,
soy un ser obstinado y cruel.
Cruel¿?¿?¿? obstinado si, pero cruel¿¿?¿?
Cada dia me gustas mas Tomas¡¡¡ 😉
Cruel quizás, por ser tú aquel silencio, quizás por ser “inspiración” el nombre de aquel caballo negro que lleva tu montura y tus arreos.
Cuanto más veces leo esto, más grande me parece.
Enhorabuena maestro!!!!
Inmenso.
Asombroso y verdaderamente unico!!