Primavera en barbecho

La primavera, todos los años lo mismo,
veo su marejada verde, sus insectos,
sus semillas al aire, sus emboscadas,
a punto siempre estoy de florecer
como una jara, como un cerezo, como un rosal.

Llueve en su momento, con la cadencia precisa,
sin anegar la tierra que heredé de mis padres,
que dejé en barbecho desde que nací,
“vendrá, sólo falta un milagro, vendrá”.

Luego el genio enciende el interruptor
y brilla sin relumbrar el sol, lo justo,
preparado estoy para reventar en cualquier color,
en blanco, en rojo, en amarillo.

Sé que podría perfumar tu blusa si abrieras las ventanas,
de amor, de amor, de todo lo que sea amor,
que ya no quede nada en mi que no lo sea.

Pero no lleva abril en su desmayo
ni un reguero, ni un viento, ni un zumbido para mi,
el verde lleva abierta una esperanza de muerte.

La primavera, todos los años lo mismo,
sigue siendo una decepción descolorida.

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