Entra por la ventana el sonido de una sirena que interrumpe todo con su quejido eléctrico, son las 11 y media de la noche, hasta entonces por fuera sólo se escucha la rutina de la lluvia de mayo sobre los techos de coches, los charcos como universos en expansión dan cuenta de las varias horas que lleva lloviendo. Los gatos están tristes y hambrientos pero su maullido queda silenciado por el concierto de metal y agua de las gotas. Tres paraguas dispersos y anónimos son las únicas notas de color junto con la cruz verde del luminoso de la farmacia que hace las veces de farola y de nave marciana a punto de despegar. El salón está iluminado con delicadeza, una lámpara de escritorio y una de pie al fondo de la sala. No hay cortinas, no hay cuadros colgados en la pared, no hay aroma a casa. Por el ventilador del techo se descuelgan las notas que salen de los altavoces, es Chet Baker y su trompeta siempre a punto de doblarse de melancolía. Una sombra de un hombre está de pie y mira por el hueco que deja la persiana a medio echar, el ruido de la sirena se aleja dejando de nuevo el consuelo del jazz en las orejas, ya más tranquilas vuelven a escuchar los maullidos de Chet y de los gatos y el crepitar húmedo de la lluvia. La sombra proyecta a un hombre que después de estirarse y bostezar vuelve a su escritorio. Sus ojos regresan al texto brevemente abandonado, lee lo que acaba de escribir, demasiado sencillo, piensa. La imagen en primera persona de un hombre psicológicamente abatido no es ni original ni impactante, piensa. El símil de la serpiente y el águila es bueno, sigue pensando y vuelve a escribir mientras arranca lentamente “My Fanny Valentine” en la cadena de música.
Creo que estoy muerto porque no tengo ni fuerza ni arrestos para dejarme vivir, es una sensación extraña esta de andar reptando por la acera o por cualquier camino cuando lo que mi mente percibe es que voy andando sin dirección alguna, sin propósito aparente, simplemente voy caminando, echo un pie hacia delante y luego el otro y con lo que puedo, con la boca, con las manos, me impulso, un impulso propio de un águila ciega que espera el mordisco de una serpiente para dejar de sufrir…-
Lo POSTrero
- La medianoche de las alimañas
- Titán irreducible
- Miraba al cielo
- Primavera en barbecho
- Gaviotas por el Manzanares
- Paradoja del silencio
- Solo de contrabajo
- Poematemático
- El hombre que robó mi sitio en el autobús
- Noche de blues
- Canto alegre
- Tu pañuelo
- Bandera blanca
- I have a dream
- Tierra-mar
- Destierro
- Inventario
- Sospechan de la poesía
- …
- Maullidos
- La poesía contra ti
- Allí era
- La reja y la enredadera
- No me iré de la tarde
- Soneto en martes y trece
- Álter ego
- Voy buscando el no
- Llueve en el patio
- Madrugada y pena
- A bocanadas
- Soy un cadáver precioso
- Felicidades atlánticas
- Verde
- Los pinos y el domingo
- Se besan
Espiraciones
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- clarissa en El hombre que robó mi sitio en el autobús
- Elena en Se besan
- Nuria en La medianoche de las alimañas
Me gusta tu poesía, pero también tus mínimos relatos.. son muy tu.. muy todos.. quien no se ha sentido así alguna vez¿?¿?
Gracias por plasmar ideas, sentimientos, sueños.. que todos, muchos.. tenemos, pero no podemos hacerlo tan bien como vos¡¡
Te quiero Tomás
Muy bueno, realmente los relatos te trasladan a la historia, llegas a sentir, a aquejarte de los sufrimientos que expresas.
Buenas palabras, buena forma de conjugarlas.
Me encanta
mmmmmmmmm
Bárbara descripción de luces y sonidos, de contrastes, de pensamientos y visiones…
Tu capacidad de abstraernos a mundos conocidos es de una clarividencia absoluta…
Reflexionando…
Deberías aprovechar… esta faceta compositiva…
No lo olvides…