A bocanadas

A la tarde el humo de la chimenea de la soledad

sube a verme,

repta por mis tierras esquivando los olivos o sencillamente

salva  los escalones y mis tobillos tristes la dejan pasar,

con sigilo me ama, me enreda.

Yo digo que viene a verme

porque se encaprichó un día de mí,

debió ver mi debilidad por las gaviotas

o por las farolas de los puentes o por las hojas solitarias.

No me queda claro su porqué,

su niebla me viene a bocanadas, a veces grandes cirros,

a veces pequeñas caladas a punto siempre de partir.

Si sé que viene a verme a mí y a ningún otro

es porque me lo dice su curva de humareda enamorada,

su gris de verano y tormenta, su perfume.

Yo disimulo que me ahoga su visita,

hago como que no me duele y pongo las manos

lo más lejos de ella, cerradas, se que si la ven mis manos

es segura la derrota.

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2 Respuestas a A bocanadas

  1. Arancha dijo:

    SUBLIME

    Bssss.

  2. David dijo:

    En todo instante surgen cosas que nos hacen sumergir, cosas en ese mar sin fondo en cual tu bien respiras.
    Una saludable poesía, sin lugar a dudas.

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