¿Quién dice que yo no se hacer un Canto alegre?
El barrio en sinfonía, borbotean los pucheros,
el afilador olvida los cuchillos y afina la flauta,
no faltan los cencerros en los cuellos de las cabras.
En el mercado brillan los limones y las ciruelas,
huele a plátano y a tomatera en carambola,
a tierra y a cafetera nueva, sí dicen los escaparates.
Pienso que eres la primavera.
Por si acaso la primavera me llama la espero,
abril por fuera, su boca encallada por dentro,
miro Madrí y se perfila en la mujer que quiero.
Los gitanos ríen, cantan y porfían al dominó,
sube por la cuesta de mi calle la tarde en el 17
como si fuera la mañana. Arden todas las penas.
Pienso en tu azul o en el Sur o en la creciente
desnudez que te contempla, y pienso al vuelo
que los gatos me sonríen y reclaman.
Pienso que soy un corazón.
Yo soy un corazón. Yo soy un corazón.
No puedo ser más que un corazón
que llora de alegría, simplemente eso soy.
¿Quién dice que yo no puedo hacer un Canto alegre?
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