Paralelamente a tu meridiana ausencia
circula mi trapecio, mi amor equilátero.
Calculo las coordenadas en mi astrolabio
por si encuentro el origen de la lengua
y en vez de ser recta quieres la mitad de mí,
por si un día las equis quieren ser zetas
y las zetas quieren ser y.
Te quiero porque eres bisectriz de todos mis ángulos,
porque tiendes a infinito y siempre eres más.
Te quiero por tu matriz y por tus senos,
por las parábolas de tus pestañas samaritanas,
por la ecuación de tus lunares,
porque soy un número primo sin ti.
Busco la primavera incógnita en tu hemisferio
aun sabiendo que no tengo solución.
Y si el paréntesis me cambia de signo
y me hago negativo u obtusángulo,
yo te digo sin hipérbolas ni hipérboles,
que no me eleves a cero,
que aunque cuente con los dedos
yo sólo quiero ser dos.