2001 (II)

Te beso,

muerte

es de mi boca

el aire

que te entrego.

Me estoy muriendo,

¿quién no podría?,

al besarte.

Boceto de sonrisas

es tu cara besada,

sonrisas de acuarela

que se guardan

junto a las promesas

que dulcemente

supe cumplir.

Te beso

para salvarme,

balsa o acero,

tus labios me hacen

sentir necesario.

 

 

Miro el agua,

te quiero.

La palabra

suena tan mentira

que roza

con la nada.

Abismo o acantilado,

te quiero en la duda,

y la arena

vuelve a los surcos

de las letras,

territorio conocido,

muerte natural

del barro.

Miro el barro,

te quiero.

Aparecen

las estrellas

tras dos o tres

fogonazos.

Be Sociable, Share!
Esta entrada fue publicada en Poesía, Poesías antiguas. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario