Te beso,
muerte
es de mi boca
el aire
que te entrego.
Me estoy muriendo,
¿quién no podría?,
al besarte.
Boceto de sonrisas
es tu cara besada,
sonrisas de acuarela
que se guardan
junto a las promesas
que dulcemente
supe cumplir.
Te beso
para salvarme,
balsa o acero,
tus labios me hacen
sentir necesario.
Miro el agua,
te quiero.
La palabra
suena tan mentira
que roza
con la nada.
Abismo o acantilado,
te quiero en la duda,
y la arena
vuelve a los surcos
de las letras,
territorio conocido,
muerte natural
del barro.
Miro el barro,
te quiero.
Aparecen
las estrellas
tras dos o tres
fogonazos.